martes, septiembre 23, 2008

Bolivia

1. LA INDIFERENCIA GUBERNAMENTAL FRENTE A BOLIVIA COMO COMPLICIDAD CRIMINAL.
2. BOLIVIA: LA BATALLA ESTRATEGICA.


Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo
Director: Diego Olivera. Jefe De Redacción: Miguel Guaglianone


México: el silencio dependiente en el mes de la Independencia
La indiferencia gubernamental frente a Bolivia como complicidad criminal

Fernando Buen Abad Domínguez
barometrointernacional@gmail.com


Bloqueo mediático y bloqueo político contra el Sur.

Hubo un tiempo en que, contradictoria y todo, la política mexicana en materia de relaciones exteriores era ejemplo, sin exageraciones, de responsabilidad internacionalista y solidaria. Eso permitió abrir puertas, corazones y empleos a inmigrantes y refugiados que en épocas distintas fueron asediados, perseguidos y expulsados en España, Chile, Argentina, Cuba, Guatemala, Nicaragua... eso permitió acunar un no poco importante (aunque tratado con indiferencia) Instituto del Derecho de Asilo en la Casa de León Trotsky[1] y acunar una cultura de amistad verdadera entre los pueblos. Hoy el panorama es totalmente distinto y lo que se hace, desde Salinas de Gortari hasta Fox y Calderón, sólo ha sido destruir (entre mil cosas más) las mejores herencias de política exterior (como la de Lázaro Cárdenas). Lo que han hecho (y hacen) es traicionar lo que en verdad piensa y quiere la base del pueblo.

Es absolutamente irracional la desinformación voluntarista que impera en México auspiciada por los monopolios mediáticos y la presidencia espuria, que son uno y lo mismo. Es su forma de atacar "elegantemente" a los pueblos latinoamericanos en lucha. Es su forma de castigar a los luchadores sociales que en México no bajan ni bajaran las banderas del internacionalismo obrero, indígena y campesino. Es su forma de sembrar la indiferencia, el abandono y el crimen por complicidad muda. Es su manera de quebrar la fraternidad de los pueblos y es su forma de hacernos sentir que estamos solos, que la rebeldía fracasará y que ellos son inamovibles. Por eso Calderón no abre la boca respecto a la ingerencia imperial-fascista que se cierne contra Bolivia, contra Venezuela y contra todo el continente.

La voz de los monopolios no es la voz de los pueblos. Cuando los noticieros amaestrados por el mercado se refieren a Bolivia, o a Venezuela, o a cualquier dignidad dispuesta a cambiar al mundo... lo hacen sólo para acicatear la campaña continental que se empeña en mostrarlos como "dictaduras" caribeñas, gente "grosera" o heraldos de "pensamientos ya superados". Y le dan parejo a Correa, a Chávez, a Morales, a Ortega, a Castro... y a todos los que, impulsados por la revolución social que emerge pertinaz, acatan un mandato revolucionario que viene desde abajo y desde hace tiempo. Cuando los lebreles de la des-información corren tras la presa que les tiran sus amos, vociferan indignados. Dicen, por ejemplo, que Chávez se "excede", que un estadista no puede hablar como él habla, se ofenden por las formas sin ver las causas, no les interesan, chillan porque el vocabulario no es "propio" y tratan de tapar con su ruido "periodístico" higiénico, la sangre y los muertos, las golpizas a los luchadores sociales, las condenas legaloides monstruosas -como en Atenco- las represiones inhumanas contra los obreros... el hambre, la miseria, las matanzas del crimen organizado, la corrupción gubernamental, empresarial y clerical... y mientras tanto Calderón calladito él y todo su séquito espurio miran para otro lado, es decir, miran con servidumbre las barras y las estrellas que sostienen su paraíso fraudulento. Dicen que "calladitos son más bonitos".

El continente todo, mientras tanto, es un clamor revolucionario que lucha contra el imperio, contra las burguesías nacionales y contra la demagogia de los reformismos camaleónicos que se empeñan en descarrilar una máquina revolucionaria imparable.

La gran máquina de la mayoría esclavizada, harta ya de ser humillada, asesinada y explotada. Ni Calderón ni sus cómplices abrirán la boca para defender al pueblo de Bolivia, ni al pueblo de Venezuela ni al propio pueblo mexicano y, si se les ocurriera decir algo, será sólo palabrería de esa que se ensaya para los discursos porque en los hechos México sigue hundiéndose en el desempleo, la malversación de fondos, el baño de sangre, el saqueo fiscal, el saqueo de recursos naturales, la privatización disfrazada, la corrupción, la connivencia mafiosa de los partidos mansos y la saña legalista afilada para acorralar a los líderes sociales mientras caminan libre en sus mansiones los asesinos y ladrones más afamados en el paso y en el presente.

Pero no serán los trabajadores quienes guarden silencio. La verdadera política internacionalista y revolucionaria la ejercen los pueblos cotidianamente. Y aun sin recursos y con acceso limitado a algunos medios de comunicación, uno ve y uno escucha por las calles y las plazas los gestos de solidaridad que realmente valen cuando llega la hora de la verdad. Dígase al pueblo de Bolivia y a todos los pueblos del continente que el pueblo mexicano, es decir sus trabajadores obreros y campesinos, son –a pesar de los bloqueos- concientes de la lucha y que su naturaleza es la solidaridad por definición, por conveniencia, por historia y por urgencia de esta hora. Y esto no es sólo un reporte del deseo, es la inminencia de una la lucha que es la misma y que se prepara para resistir al embate imperialista que anhela adueñarse del petróleo mexicano. Vienen horas de lucha y resistencia, viene la hora del combate racional con la razón que nos asiste para defender el petróleo que no pude, no debe ser entregado a ningún negocio de mafiosos, nacionales o extranjeros, por bien armados que estén.

Bien nos vendría un pacto continental de medios alternativos y comunitarios, de páginas Web y de correos electrónicos, de prensa obrera y de cuanto medio se tenga, para levantar un ¡NO! enérgico, una denuncia y un programa de organización para frenar la arremetida nazi fascista que ya desde Bolivia nos avisa hasta dónde quieren llegar en el plazo más corto posible. No pasarán. Por una Corriente Internacional de la Comunicación Hacia el Socialismo.

buenabad@gmail.com




[1] http://museoleontrotskyoctubre.blogspot.com/
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BOLIVIA: LA BATALLA ESTRATEGICA


Jorge Gómez Barata


La violencia de las revoluciones norteamericana, francesa, mexicana y bolchevique son etapas superadas, entre otras cosas porque los trechos avanzados permiten que los cambios sociales puedan graduarse y no requieran de acciones excesivamente radicales. Difícilmente las historias de los Estuardo, de la reina Maria Antonieta o del último zar de Rusia y su familia se repitan.
Actualmente, para vencer en la lucha política no es preciso exterminar ni aplastar al adversario, sino que, en concordancia con las reglas del accionar democrático, basta con que alguno de los contendientes prevalezca sobre el otro. Uno de los encantos de la lidia electoral es que es indolora y se sobrevive a la derrota.
En Brasil, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Paraguay, a pesar de su escasa solvencia económica, la total hostilidad de los medios de difusión y la intervención de los embajadores imperiales, nuevas fuerzas de izquierda y movimientos populares han accedido a los gobiernos, no por la fuerza, sino por la calidad de sus argumentos, la capacidad de convocatoria de sus líderes y la justeza de sus postulados. Las batallas políticas son cada vez más, batallas de ideas.
En el proceso político venezolano, se han expresado elocuentemente estas realidades. La Revolución Bolivariana encabezada por el presidente Hugo Chávez que ha ganado y perdido elecciones, enfrentado provocaciones desecho conspiraciones y derrotado golpes de estado, no ha cedido a la tentación de la violencia y la represión.
No hay en Venezuela fusilados ni presos políticos, no se han cerrado los periódicos, emisoras de radios ni canales de televisión de la oposición, los sindicatos amarillos funcionan, lo mismo que las organizaciones de industriales, comerciantes y hacendados, muchos de los cuales obtienen importantes beneficios sumándose a los planes de desarrollo del gobierno. En una paradoja perfecta, al oponerse al ALCA y cortar las amarras de la subordinación al capital extranjero, los gobiernos populares defienden los intereses de sus burguesías, incluso de las oligarquías que los odian a muerte.
La táctica bolivariana, apegada a las reglas electorales y las estructuras del Estado de Derecho, ha consistido en privar a la oligarquía de la influencia y los privilegios políticos que usurpaba debido a su poder económico y reducir su base social apartando de su radio de acción a los sectores populares, a los trabajadores y a los campesinos; a la vez que refuerza la unidad en torno al liderazgo de Chávez.
Una característica sobresaliente del proceso venezolano es el intenso accionar ideológico mediante el cual la vanguardia revolucionaria, con honestidad y transparencia, arriesgándose incluso a la incomprensión dentro de su propias filas, abrió el juego, revelando todas sus cartas entre ellas el carácter socialista del proceso político, en Bolivia Evo Morales ganó las elecciones encabezando una coalición liderada por el MAS (Movimiento Al Socialismo).
La tenaz batalla ideológica, librada a pesar de la hostilidad de los medios de difusión masiva ha incluido los esfuerzos por sumar al proceso revolucionario a la clase media, importantes sectores del empresariado y, sin escudarse en la invocación al apoliticismo, no se ha conformado con la neutralidad de las fuerzas armadas, sino que ha trabajado por sumarlas a la causa popular.
La explicación del carácter predominantemente pacifico de los actuales cambios que tienen lugar en América Latina emanan del nivel de desarrollo alcanzado que hace posible que la sustitución de unas fuerzas históricas por otras, adquiera un contenido predominantemente nacional, ligado al desarrollo y a la implantación de la justicia social, especialmente a la lucha contra la pobreza y la exclusión.
Ese matiz, ligado a una plasticidad ideológica, que permite al movimiento progresista, no adscribirse ni someterse a ninguna doctrina en particular hace posible la conformación de grandes alianzas nacionales, cosa que en algunos casos ocurre de hecho, sin necesidad de proclamarlo y, aunque en unos países es más visible y eficaz que en otros, en todos es potencialmente posible.
Sin embargo, la profundización de la cultura política y el menor radicalismo que requieren las tareas del momento, no son suficientes para impedir que en la lucha por conservar sus privilegios, la oligarquía conservadora llegue al punto de adoptar tácticas y métodos fascistas, violentos y sanguinarios por naturaleza, levante consignas racistas, se alíe con las mafias, contrate mercenarios y acuda a acciones extremas como el magnicidio. Por contradictorio que parezca, desde países desarrollados donde se respeta la voluntad popular y la pluralidad es regla se alientan tales prácticas.
En esas situaciones, no solo la serenidad y la coherencia del movimiento popular y sus vanguardias son puestas a pruebas, sino también la madurez de las instituciones. En Venezuela y en Bolivia, los elementos derechistas, además de conspirar contra los gobiernos populares, provocan también a las fuerzas armadas y a los organismos de seguridad, tratan de manipular al poder judicial, a las entidades empresariales y sindicales e instan a la oposición legal y legítima a seguir cursos de acción violentos e ilegales.
Al adoptar la violencia como opción y carentes de base social obligarse a contratar mercenarios y apoyarse en el lumpen, la oligarquía no hace más que reconocer que ha perdido la batalla estratégica.
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