Cada once de setiembre dos actos de terrorismo nos convocan; pavorosos como todos los actos de la mente bestial que a menudo saca garras, se envalentona y pretende tumbar al espíritu de bondad que aún nos queda.
A menudo se nos aparece esa bestia, sale de allá para acá tirando manotazos a los pilares de lo humano. Grotesca como helicópteros de guerra. Voraz como el napalm.
Uno de los actos terroristas del once de setiembre sucedió en Chile.
Américo Ochoa*
Vientos del pueblo me traen.
Vientos del pueblo me llevan
y así cantará el poeta
mientras el arpa le suene
por los caminos del pueblo ...
Víctor Jara
En la década de los setentas, pese al luto de las grandes guerras, la humanidad tenía los colmillos de la bestia en el cuello de Vietnam. Occidente inhalaba todavía los vapores del hipismo. Había rock, delirios y muchos ideales dejaban de ser abstractos o románticos y tenían más que adeptos, militantes, miembros del partido, estrategia, métodos y consignas.
En medio de todo eso Chile levanta su bandera pacífica de amor. En setiembre de 1970 Salvador Allende es electo Presidente con ventaja de 36.3% en elecciones libres.
La Unidad Popular que accede al poder intenta construir un gobierno de amplia participación; era también, apuntalado en sus costados por un movimiento cultural excepcional. El país que vio nacer a Mistral se deleitaba entonces con los almíbares de Neruda, el vigor en la voz de Víctor Jara, la quintaesencia de Violeta Parra y otros colosos para entonces en vida.
En esa especie de Meca cultural latinoamericana se define también la identidad, los sentimientos y el espíritu de lucha de otros pueblos en un proceso revolucionario por la vía del voto. Quién no se estremece ante la fuerza y ternura de Víctor Jara o Violeta Parra y sus hijos Ángel e Isabel, o su hermano Nicanor (y que me perdonen los demás que no menciono).
(..) Lo que puede el sentimiento
no lo ha podio el saber
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente
nos aleja dulcemente de rencores y violencia.
Solo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes
Violeta Parra
Un movimiento soberano fraguado desde las minas y el cobre, desde las universidades, el canto y la inocencia; desde las letras maduras y jugosas se convierte en la esperanza del humanismo latinoamericano y triunfa.
(...) El amor es torbellino
de pureza original
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino
detiene a los peregrinos
libera los prisioneros.
El amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño
lo vuelve puro y sincero.
V. P.
Lunadas, peñas culturales, tejidos, pinturas, pancartas, el vino y la poesía acompañan un movimiento político vigoroso, creativo y profundamente humano; pero ese canto delicioso y certero llega al vórtice corazón de la bestia, allá en la cueva de lo más turbio de la esencia militar.
foto
(...) De par en par la ventana
se abrió como por encanto
entró el amor con su manto
como una tibia mañana
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín
volando cual serafín
al cielo le puso arete
y mis años en diecisiete
los convirtió el querubín (....)
Dice Violeta con voz diáfana en una de las mejores canciones de amor que se haya escrito y cantado en nuestro tiempo.
¡Ay que manera de caer hacia arriba
y de ser sempiterna, esta mujer!
Aunque ese "lapso cultural" era identificado con el proceso revolucionario, tenía visos de perdurable, no podía ser paralelo, sino, más bien, un pilar fundamental. He ahí, que la cultura en sí misma nunca ha buscado el acceso el poder, pero puede contribuir a los cambios de estructura. La vieja consigna francesa de La imaginación al poder lanzada por estudiantes de París en 1968, tiene connotación política y cultural a la vez.
No es el acceso a la autocracia por parte de los artistas necesariamente a lo que se refiere, puesto que, no sólo ellos están llamados a hacer uso de ese recurso. La imaginación y la creatividad son condiciones de todos los humanos, y aunque usted no lo crea, también de los políticos que ostentan el mandato. El arte puede oxigenar a la sociedad para resolver problemas graves aunque no es la solución en sí. Un Estado imaginativo y creativo puede llegar a resolver de mejor manera los problemas de las mayorías.
Desde ese punto de vista, Chile fue un caso de poder popular moldeado con imaginación. El movimiento artístico y cultural de la época encontró un asidero noble en el movimiento democratizador. Tal interacción duró poco. El golpe bestial derribó las puertas de la Moneda y ensangrentó las calles de Santiago: entre los muertos se encuentra Víctor Jara.
Una vez consumado el golpe –terrorífico por demás-–, asesinado Allende y sus cercanos, no podía esperarse si no que Neruda muriera de profunda tristeza y una amarga soledad el mismo año 1973. Esa sensación de pérdida y amargura que le deja el golpe en el corazón de Neruda, es un sentimiento que se generaliza en los pueblos latinoamericanos.
La bestia ensaña sus garras y engendra una dictadura.
El éxodo no se hizo esperar y con él desapareció la posibilidad de reunificar un nuevo proyecto histórico, se escurrió un robusto movimiento cultural que había inspirado a América Latina.
Tras La Moneda cayó un Estado del pueblo, pero el coro de su parnaso vibra en las antífonas de hoy para dar gracias a la vida que nos da dos luceros para abrirlos y diferenciar al bueno del malo, distinguir dicha de quebranto y entonar el canto de todos que es el mismo canto.
Los Manzanos, setiembre de 2007.
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* Poeta y narrador.
americocho@hotmail.com.
Addenda
Antífona:
Texto breve que solía recitarse antes y después de la oración principal vinculado con el ritual al que se consagraba el día; en la Biblia, pasaje breve que se canta o reza antes y después de los salmos en las horas consagradas.
http://www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=3847
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