viernes, julio 13, 2007

Ley marcial con antifaz

Carlos Angulo Rivas

En un desafío sin precedentes en la historia de los discursos presidenciales, Alan García vocifero a todo pulmón, como él solo sabe hacerlo: “Yo no le tengo miedo a las marchas y movilizaciones” sin embargo, no ha sido el miedo sino el pánico el que se apoderó de él en apenas 24 horas de sus acostumbrados ladridos de perro rabioso. Como hemos visto los aullidos del valiente llegaron a las primeras planas de los diarios, secundando la audacia de quien se sentía fuerte y apoyado. Sin embargo, mediante el decreto supremo 060-2007 PCM declara un ambiguo estado de emergencia y ley marcial con antifaz, autorizando, por treinta días, la participación de la Fuerza Armada en las calles para el control del “orden público”. Además, no contento con sus alaridos, volvió a vociferar con los mismos chillidos destemplados que "estas manifestaciones" no expresan el sentir general de la población, señalando que "están en manos de pequeños grupos"."¿Serán unos 10 mil?, ¿serán unos 15 mil en todo el país? Claro, un pequeño grupo de 200 personas bloquea la carretera en Piura, pero en Piura son casi 2 millones de habitantes. Estoy seguro que el pueblo de Piura va por otro lado,"
Con estas reiteradas suposiciones de que sólo son “pequeños grupos de agitadores” los huelguistas, el reto esta planteado. Si García Pérez cree en lo que dice, si cree en su propia palabra que la honre. Los hombres de honor no recurren a la fuerza armada para asustar al pueblo, por el contrario asumen su verdad y la demuestran, de lo contrario mejor se callan. Entonces, frente al reto lanzado y honrando su palabra, sólo le queda ir a un plebiscito revocatorio para ver si la mayoría de la población está de su lado, con los resultados podría dejar sin piso a los que él llama agitadores minúsculos. El presidente Hugo Chávez arriesgó su verdad sin sacar a la Fuerza Armada a las calles para que lo defienda. No hay otra salida para Alan garcía, el resto no es democracia sino tiranía respaldándose en la Fuerza Armada y policial.


Por otro lado, ya conocemos en que terminan esos decretos ambiguos de “encargar” a la Fuerza Armada el control del orden público, cuando la fuerza policiale le queda chica, ante las enormes protestas por el incumplimiento de su demagogia electoral y la incompetencia de él y sus secretarios-ministros en el escaso año de desgobierno. Terminan, lo sabemos, como los desgraciados episodios de las matanzas colectivas en las cárceles de Lima (Lurigancho, el Frontón) y en las comunidades campesinas como en Los Molinos, Cayara, etc. etc. García Pérez no comience a asesinar trabajadores, honre su palabra, no le queda otra, le reconoceríamos alguna valentía si se somete a un plebiscito revocatorio como el presidente Hugo Chavez. Ahí veremos y comprobaremos si son pequeños grupos los protestantes contra su gobierno o el conjunto mayoritario de la población.

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