domingo, junio 17, 2007

´El Yunque´ y el martillo

´El Yunque´ y el martillo
Jean Meyer
17 de junio de 2007

E ntre la Organización fantasma llama da El Yunque y el martillo presidencial se encuentra el Partido Acción Nacional. Aparentemente, en la reunión de León, el 3 de junio pasado, Calderón le ganó la partida a Manuel Espino, dirigente del PAN identificado con El Yunque . Aparentemente, y sería una imprudencia vender la piel del oso antes de haberlo matado. Para deshacerse elegantemente, de manera civilizada, de un enemigo irreconciliable, el presidente Calderón, se nos dice, le había ofrecido la Secretaría del Medio Ambiente, y la embajada de España (¡qué envidia!), y la embajada ante el Vaticano (¡Roma, otra vez qué envidia!). Espino rechazó las tres ofertas tentadoras. ¿Por qué?

Porque no desiste de conservar, dentro de un año, la presidencia del partido, sea por su propia reelección, sea por la elección del candidato suyo, el de la derecha, de la ultraderecha, del PAN y, fuera del PAN, del país. Tan es cierto que esa ultraderecha tiene más fuerza fuera del PAN que entre sus militantes, que Manuel Espino quiso y volverá a intentarlo, reformar los estatutos del partido para lograr la elección de aspirantes a todos los puestos de elección popular (incluido la Presidencia de la República), no por los militantes como ahora -los que prefirieron a Calderón y no a Creel-, sino por los ciudadanos en general.

Además queda por verse si de verdad esa derecha autoritaria y recalcitrante, hoy representada y servida por Manuel Espino (se infiltró en el partido, lo perforó antes de llevar Espino a la dirección y seguirá fuerte sin él), perdió el control del Consejo Nacional del PAN.

Mi artículo de la semana pasada me valió reclamos, felicitaciones y también informaciones. La victoria aparente de Felipe Calderón ha sido vista con beneplácito por todos los medios de comunicación y yo me uniría con gusto a este concierto de no ser por dichas informaciones que invitan a no enterrar demasiado pronto a El Yunque, a no tomar nuestros deseos por unos hechos, a no ver "al pernicioso Yunque desplazado de los órganos directivos del partido que es hoy la primera fuerza nacional".

Uno de mis correspondientes escribe: "Lamentamos no sólo no compartir el triunfalismo, sino tener elementos serios para advertirles que están siendo engañados por las estratagemas de El Yunque, que ha dejado correr la especie (de su derrota. Nota de JM), mientras con todo sigilo se apresta a refrendar su dominio sobre el PAN". Pero ¿cómo? me dirán ustedes con toda razón. Me aclaran: "Son muchos los yunquistas que fueron comisionados para infiltrarse en el equipo de precampaña de quien hoy es Presidente de la República, como otros estuvieron igualmente infiltrados en torno a Santiago Creel y a Alberto Cárdenas". Y en otro correo, aclaran: "También se han esforzado (los yunquistas) en mostrarse divididos para esquivar las acciones depuradoras del calderonismo sobre el gobierno de la República; siguen ofreciendo delegaciones federales y otras chambas a cambio de obediencia, mientras que el calderonismo, que realmente tiene hoy esa potestad, no ha sabido usarla para evitar ese chantaje sobre miles de miembros activos del partido".

Detallan luego cómo los operadores de la organización, en los comités municipales, estatales y en el CEN del PAN, han trabajado paso a paso para que sea su gente quien llegue a la Asamblea de León en mayor número, muchos de ellos disfrazados de calderonistas. Es difícil probar hoy esa afirmación, pero con el tiempo a los lobos se les caerá la piel de oveja.

Es de desear que eso ocurra antes de la elección, en 2008, del presidente del PAN, pero sería de elemental prudencia escuchar la voz de las Casandras que no se dejan entusiasmar por "el triunfo" del 2 de junio y que piensan que los de El Yunque fueron capaces de "chamaquear" a muchos panistas y a nosotros los ciudadanos y los observadores. Si ellos no se equivocan, la ultraderecha seguiría, podría seguir con el control del partido y El Yunque, en tal caso, mantendría discretamente -al menos por un tiempo- su capacidad de imponer dirigentes y candidatos del PAN.

Hasta hace poco Manuel Espino y sus operadores eran capaces de intimidar y excluir a los que no se plegaban a sus instrucciones, según el método que les había permitido avasallar al PAN a partir de 1998. Sus dos fracasos recientes, cuando no logró el quórum para que el Consejo Nacional aprobase las modificaciones estatutarias necesarias para su perpetuación en la dirección, y cuando las elecciones en Yucatán, no significan que haya perdido la guerra, como tampoco es decisiva su aparente derrota en la presente conformación del Consejo Nacional del PAN.

El presidente de la República, el militante panista Felipe Calderón ha de conocer a El Yunque, porque lo sufrió en carne propia cuando presidió su partido, pero sus colaboradores no tienen su experiencia -cuestión de edad en el caso de Juan Camilo Mouriño y la escasa literatura seria sobre el tema no permite suplir la falta de vivencia- saben que deben derrotar a Espino, pero no parecen saber a quién se enfrentan, no a un hombre, sino a una organización.

Las fuerzas de izquierda en México podrían pensar que ese pleito no les importa y que todo el PAN es derechista y yunquista. Error, serio error el que consiste en decir: "¡tanto peor, tanto mejor!". Sería dejarse "chamaquear" por los listos de una organización que pone a las órdenes del presidente Calderón sendas listas de "leales" consejeros que contabilizamos como tal, cuando son yunquistas infiltrados.

Será cierto o no, pero valdría la pena averiguar qué tan fundamentada está la tesis siguiente: la mayoría del Consejo Nacional panista sigue siendo para Espino y El Yunque y lo peor es que los informes que recibió Mouriño, y por lo tanto el Presidente, indican que la amenaza ha sido controlada y que todo es dicha y felicidad. Por 10 meses, tales consejeros permanecerán fingiéndose calderonistas, pero en marzo del año próximo elegirán a otro yunquista como presidente del PAN. A trabajar, señores investigadores.



gaboenrebelion

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