martes, septiembre 11, 2007

Memoria del fuego, memoria de la dignidad rebelde,



1973; 11 de sep

inSurGente(Fany Miguens-J.M.López).-"La trampa: Por valija diplomática
llegan los verdes billetes que financian huelgas y sabotajes y
cataratas de mentiras. Los empresarios paralizan a Chile y le niegan
alimentos. No hay más mercado que el mercado negro. Largas colas hace
la gente en busca de un paquete de cigarrillos o un kilo de azúcar;
conseguir carne o aceite requiere un milagro de la Virgen María
Santísima. La Democracia Cristiana y el diario «El Mercurio» dicen
pestes del gobierno y exigen a gritos el cuartelazo redentor, que ya
es hora de acabar con esta tiranía roja; les hacen eco otros diarios y
revistas y radios y canales de televisión. Al gobierno le cuesta
moverse; jueces y parlamentarios le ponen palos en las ruedas,
mientras conspiran en los cuarteles los jefes militares que Allende
cree leales. En estos tiempos difíciles, los trabajadores están
descubriendo los secretos de la economía. Están aprendiendo que no es
imposible producir sin patrones, ni abastecerse sin mercaderes. Pero
la multitud obrera marcha sin armas, vacías las manos, por este camino
de su libertad. Desde el horizonte vienen unos cuantos buques de
guerra de los Estados Unidos, y se exhiben ante las costas chilenas. Y
el golpe militar, tan anunciado, ocurre." En leer más otros dos
fragmentos que Galeano le dedicó a Allende y al pueblo chileno en sus
Memorias del fuego. También pueden ver y escuchar El manifiesto del
magnífico Víctor Jara. No se priven.

Allende

Le gusta la buena vida. Varias veces ha dicho que no tiene pasta de
apóstol ni condiciones para mártir. Pero también ha dicho que vale la
pena morir por todo aquello sin lo cual no vale la pena vivir.

Los generales alzados le exigen la renuncia. Le ofrecen un avión para
que se vaya de Chile. Le advierten que el palacio presidencial será
bombardeado por tierra y aire.

Junto a un puñado de hombres, Salvador Allende escucha las noticias.
Los militares se han apoderado de todo el país. Allende se pone un
casco y prepara su fusil. Resuena el estruendo de las primeras bombas.
El presidente habla por radio, por última vez:

—Yo no voy a renunciar...

La reconquista de Chile

Una gran nube negra se eleva desde el palacio en llamas. El presidente
Allende muere en su sitio. Los militares matan de a miles por todo
Chile. El Registro Civil no anota las defunciones, porque no caben en
los libros, pero el general Tomás Opazo Santander afirma que las
víctimas no suman más que el 0,01 por 100 de la población, lo que no
es un alto costo social, y el director de la CIA, William Colby,
explica en Washington que gracias a los fusilamientos Chile está
evitando una guerra civil. La señora Pinochet declara que el llanto de
las madres redimirá al país.

Ocupa el poder, todo el poder, una Junta Militar de cuatro miembros,
formados en la Escuela de las Américas en Panamá. Los encabeza el
general Augusto Pinochet, profesor de Geopolítica. Suena música
marcial sobre un fondo de explosiones y metralla: las radios emiten
bandos y proclamas que prometen más sangre, mientras el precio del
cobre se multiplica por tres, súbitamente, en el mercado mundial.

El poeta Pablo Neruda, moribundo, pide noticias del terror. De a ratos
consigue dormir y dormido delira. La vigilia y el sueño son una única
pesadilla. Desde que escuchó por radio las palabras de Salvador
Allende, su digno adiós, el poeta ha entrado en agonía.

Si quieren ver y escuchar El manifiesto del gran Víctor Jara, hacer clik aquí.
www.insurgente.org

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