EL MURO EN SU MÁXIMO APOGEO, AHORA CAMBIA DE NOMBRE
Ultraderecha entrena a sus soldados azules
Centenas de jóvenes “se preparan como si fueran a una guerra”, rezan y se van.
Luis Guillermo Hernández
ENVIADO EN JALPA DE SERRA, QUERÉTARO
Aquí, en uno de los más empobrecidos municipios queretanos, en los últimos siete meses la gente ha contado entre nueve y once grupos distintos, con centenas de jóvenes todos, que “se entrenan unas semanas como si fueran a una guerra”, rezan y se van.
Dicen que los jóvenes se internan algunos días en la Sierra Gorda, en la zona de las lagunas o rumbo a las Misiones, y que al regresar, si les preguntan, cuentan que van a “vigilar a los rojillos”, “estar pendientes de que no vayan a quitarnos lo que nos dan en el gobierno” y “defendernos de los zapatistas que andan por aquí”.
Les llaman las “aves azules”, según el líder ejidatario José Hilario Jiménez —de 67 años serranos y simpatía perredista-zapatista—, porque “hay la creencia de que el mero patrón”, el gobernador Francisco Garrido, está financiándolos de alguna forma, pues centenares de esos muchachos han sido llevados hasta ahí en vehículos del gobierno estatal y de la Secretaría de Desarrollo Social.
Los pobladores de este municipio metido en la Sierra Gorda juran que son del gobierno: por aquí se ha visto actuar a integrantes de una tal Milicia Zapatista de la Sierra Gorda, pero ninguno de ellos se parece a los muchachos “bien comidos, fuertes, algunos güeros”, que se aparecen por acá de cuando en cuando, procedentes de Jalisco, Guanajuato y el centro de Querétaro.
Organizaciones prozapatistas de la zona, visitada por el subcomandante Marcos hace apenas unos meses en su “otra campaña”, dicen que toda la estructura de este movimiento, reconocido como “socio-político y enmarcado en el proyecto ave azul del gobierno panista para permanecer en el poder”, sale de la oficina de Alfredo Botello, el “ultraderechista” secretario de Gobierno estatal y consejero nacional del Partido Acción Nacional, pero los voceros del gobierno dicen “desconocer por completo el asunto”.
Botello, junto con el muy retratado por estos lugares gobernador Garrido, son ampliamente reconocidos como parte de ese grupo que “existe sin existir” dentro del Partido Acción Nacional, denominado “Yunque”, y su historia en los grupos de choque ultraderechistas, apuntan, sí es larga. Algunos confunden a los muchachos con integrantes de los grupos del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario, porque utilizan también las instalaciones gubernamentales, como canchas deportivas, gimnasios públicos y auditorios, y hasta se les ha visto —según la encargada de la tienda Diconsa en San Antonio Tancoyol— en la camioneta del delegado de Sedesol en Querétaro, Gerardo Pérez Retana.
En la Zona 22 Quinta Región Centro de esa organización civil, con sede en Querétaro capital, niegan haber realizado “adiestramientos o movilizaciones en esa zona”. “Quizá pudo haberse tratado de una visita a las Adjuntas (sitio turístico donde se unen los ríos Ayutla y Santa María, en esta región) o de una excursión o algo por el estilo, pero no tengo información”, dijo una mujer, quien se negó a proporcionar su nombre.
Pero las cuentas que hace don José Hilario, quien además de vecino ha sido representante ejidal y regidor en este municipio, dan unos dos mil, dos mil 500 muchachos, entrenados entre enero y junio aquí, en grupos de 200 o 250 personas, en Agua Fría, en La Espadañuela, en el mismo Tancoyol, que está más alejado de Jalpan, pero es igual de pobre, como todo por aquí.
Según la Organización Zapatista de la Sierra Gorda de Querétaro, el mismo movimiento de “jóvenes derechistas” se ha reportado en los municipios de Peñamiller, Landa de Matamoros y Pinal de Amoles, declarados todos como de muy alta marginación y enclavados en la sierralluviosa y de rica variedad maderera y mineral.
Esos municipios, distantes no más de 250 kilómetros de la capital, están conectados entre sí por las carreteras que suben desde San Juan del Río hasta San Luis Potosí, y forman uno de los corredores de marginalidad y pobreza más críticos de la zona central del país.
Por una casualidad, si es que la hay, los municipios donde se ha detectado este movimiento presumiblemente ultraderechista son también aquellos donde se construyó el más importante corredor de misiones franciscanas catequizadoras de todo el siglo XVIII en territorio de la entonces Nueva España.
Milicia, rezo y política “Son chamacos del Pentatlón, les dan sus clases militares, sus clases de civismo, de cosas de religión, y se los llevan a la sierra para que aprendan”, dice en Tancoyol la representante Damiana Guadalupe, conocedora como pocas de la gente de por ahí, de sus costumbres, de sus quehaceres.Ante la duda de que pudiera tratarse de integrantes de las juventudes ultraderechistas, la mujer, asumida como militante del PRI desde su juventud, porque roza los 56 años, comenta: “antes de las votaciones sí vino gente de los apoyos a decir que si no votábamos por el Partido Acción Nacional nos iban a quitar los apoyos, ha de ser por eso, que están ahora haciendo esto”.
Otros vecinos de la comunidad, ya muy cercana a San Luis Potosí, afirman haber escuchado de jóvenes ejercitándose en tareas de ataque cuerpo a cuerpo, reacción inmediata y acción paramilitar, pero que en ningún momento se escuchó el accionar de armas de fuego, ni de granadas.“Nomás vienen en las camionetas, pasan por aquí y en la noche vuelven a pasar”, dice Eligio Ríos, del poblado de Tilaco, quien comenta que algunos muchachos de la región, principalmente entre los beneficiarios de los programas sociales de superación de la pobreza, han sido invitados a colaborar con las brigadas, pero que la mayoría prefiere irse a Estados Unidos a trabajar.— ¿Sabe por qué les llaman “aves azules”?“No sabía que les decían así, fíjese, yo nomás escucho que cuentan que están entrenando chamacos, que los traen a tirar granadas, pero no son soldados, son del gobierno, eso dicen”,comenta el hombre, dedicado a la siembra de plantas para ornato.
En junio pasado —reportaron los medios locales—, grupos de juventudes cristianas utilizaron las canchas deportivas construidas por el gobierno municipal de Escobedo, de extracción panista, para hacer una especie de demostración de habilidades y también realizaron una homilía en la iglesia de esa población. En su mayoría, dicen las notas, eran hombres.
Según los integrantes de la organización pro-zapatista, durante su visita al lugar la comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue informada de los “movimientos extraños” en las poblaciones.
En ningún momento, según los discursos públicos del subcomandante Marcos consultables en Internet, el líder guerrillero hizo alusión al asunto.Según don José Hilario, “la cosa se está moviendo mucho por acá, y la gente empieza a tener miedo, no nomás con estos chamacos”.
De que sean panistas, efectivamente juventudes panistas o de ultraderecha, “no doy, ni quito”, dice, “pero de que están güeros, están güeros”.
Los reclutan con la cantaleta de: -”Para que no vayan a quitarnos lo que nos dan en el gobierno”.
Cualquier parecido con el sinarquismo y el MURO no es coincidencia es una continuidad agravada de la situación, de algo que creíamos extinto.
Tomado del Sendero del Peje
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