jueves, octubre 26, 2006

Un “Genocidio” que pisotea las normas internacionales

El próximo 8 de noviembre, Naciones Unidas debatirá el pedido cubano de condenar bajo la calificación de “genocidio” al bloqueo de Estados Unidos sobre la isla caribeña.

En una reunión del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, el 26 de marzo de 1959, el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Allen Dulles, afirmo que “es muy probable que el Congreso estadounidense haga algo que podría afectar la venta de azúcar cubana en los Estados Unidos”.

El gobierno de Washington sabía que si privaba a la republica centroamericana de su principal fuente de ingresos, iba a lograr poner en aprietos a la naciente revolución encabezada por Fidel Castro Ruz.

Como se ve por ese entonces Estados Unidos ya pensaba en “cercar” a Cuba, no obstante que todavía no se había sancionado ninguna medida (la primera fue la Reforma Agraria, el 17 de mayo de 1959) que afectara a sus intereses en la nación caribeña.

El bloqueo comenzó oficialmente a funcionar en febrero de 1962, por a una orden ejecutiva presidencial firmada por el presidente Jhon F. Kennedy. La medida, a la que los cubanos califican de genocidio, llevó a que luego de 47 años Cuba tenga una perdida de alrededor de 86.000 millones de dólares.

El 8 de Noviembre de 2006, en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), se debatirá un informe del gobierno cubano que solicita la condena de la comunidad internacional ante el bloqueo “genocida” llevado adelante por Estados Unidos. A su vez el texto sostiene que esta iniciativa presenta un carácter marcadamente extraterritorial y que viola al derecho internacional vigente.

Un claro ejemplo de esto es la ley para la “Democracia en Cuba”, la cual sirvió para reforzar el bloqueo ya que prohibió a las filiales de las empresas estadounidenses poder comerciar con Cuba. Para poder estrechar aún más el cerco sobre el gobierno de Fidel Castro, en 1996 el por entonces Presidente Bill Clinton promulgo la ley Helms-Burton: la misma enumeraba sanciones contra aquellos gobiernos, compañías o personas, que “traficaran” con la isla productos hechos en Estados Unidos.

Desde 1992, la ONU viene sancionando a la actitud norteamericana, hasta el punto que el año pasado el pedido cubano cosechó 182 votos de los 191 posibles. El gobierno de George W. Bush sistemáticamente hizo “oídos sordos” ante estos reclamos, es más decidió incrementar los fondos federales para poder así reforzar la agresividad del “cerco financiero” hacia la isla.

Para intentar destruir la Revolución Cubana, Estados Unidos destino este año unos 80 millones de dólares, 37 de los cuales fueron utilizados para solventar el accionar de los grupos anticastristas de Miami: los cuales transmiten de manera ilegal hacia la isla más de 2.240 horas semanales de radio y TV, a través de 30 frecuencias diferentes.

Ileana Núñez, embajadora alterna de Cuba ante la ONU, señaló que esos ataques radioelectrónicos violan numerosos acuerdos internacionales relacionados a las telecomunicaciones y representan un ataque a la soberanía de sus país.

Además de solventar el accionar de los grupos “mafiosos” de Miami contra un país soberano, la administración Bush determinó que los cubanos residentes en Estados Unidos sólo podrán viajar a la isla una vez cada tres años y por un lapso de sólo 14 días. Asimismo estableció que estos sólo puedan enviar 300 dólares como máximo a sus familiares directos.

Luego de la caída de la Unión Soviética en 1989, con el consiguiente desplome del Producto Bruto Interno (PBI) cubano en un 34 por ciento, la Casa Blanca se mostró confiada que por intermedio de las restricciones económicas iba a poder “forzar” una “transición democrática” en Cuba.

Pero estás no sólo fracasaron sistemáticamente, por ejemplo el año pasado el PBI de la isla creció en un 11,8 por ciento, sino que también son rechazadas por la mayoría de los países del continente americano.

En el informe cubano, se sostiene que el bloqueo no sólo afecta al pueblo cubano sino también al estadounidense. Una muestra de esto es la prohibición de usar el medicamento Theracim para el tratamiento de tumores cerebrales en los niños, particularmente del tipo pontine glioma.

Este tipo de enfermedad constituye la principal causa de muerte por enfermedades malignas en niños y su incidencia en Estados Unidos y Europa es de, aproximadamente, 40 mil pacientes al año. No obstante que el prototipo de Theracim desarrollado en La Habana consigue reducir considerablemente la masa tumoral, no puede llegar al alcance de los niños estadounidenses debido al bloqueo “genocida” llevado adelante por la Casa Blanca.

Tal como en su cruzada “mesiánica” contra el terrorismo, Estados Unidos pisotea las normas internacionales y sigue llevando adelante un cerco financiero, político, que busca producir el sufrimiento y el hambre de un pueblo que estoicamente resiste a la prepotencia del imperio.

mmongan@prensamercosur.com.ar

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